Sombra indómita

15.05.2025

Me tienen miedo.
No lo dicen con palabras, claro.
Lo dicen con huidas.
Con silencios súbitos,
con esa torpeza repentina del que descubre que no podrá dominarme.

Les fascina mi fuego hasta que los quema.
Aman mi mente hasta que los desnuda.
Me buscan como territorio inexplorado,
pero se van cuando descubren que no pueden colonizarme.

Dicen que quieren una mujer fuerte
hasta que se encuentran con una.
Y entonces tiemblan.
¿Es no saber desear sin poseer?, ¿es no poder querer sin apego?, ¿es confundir intensidad con amenaza?

Yo no nací para encajar en sus moldes.
No vine a esta vida a ser lo que esperan.
Soy la pregunta que no quieren responder,
el espejo que les devuelve su pequeñez,
la voz que no baja el tono,
la piel que no se ofrece como consuelo sino como presencia.

Me temen porque no me doblo.
Porque no imploro.
Porque no estoy dispuesta a fingir menos de lo que siento, de lo que soy.

Y lo más curioso:
me desean por eso mismo.
Por lo que después los espanta.
Mi inteligencia que no se disfraza.
Mi amor que no pacta con el miedo.
Mi libertad, que no les pide permiso.

Soy mujer.
Pero no una mujer que espera.
Soy una mujer que arde,
que sabe,
que elige.
Y en este mundo, eso es peligroso.
Para ellos.