La Noche del Fuego Antiguo

En la noche más larga,
cuando el velo es delgado y la llama danza,
vuelven los dioses olvidados
a rozar la piel de la Tierra.
Las estrellas miran quietas,
y el fuego se eleva como un canto antiguo
que recuerda lo que fuimos
cuando hablábamos con los árboles
y los ríos conocían nuestros nombres.
Hoguera sagrada,
vientre ardiente de la Madre,
purifica los miedos,
desnuda las memorias,
devuelve la voz a los que callaron.
Saltamos el fuego
como un pacto con los elementales,
dejando atrás lo que pesa,
lo que ya no danza con nosotros.
San Juan fue un nombre puesto
sobre una llama más vieja,
más libre, más salvaje,
que ardía mucho antes
de los templos y los rezos impuestos.
Esta es la noche del Sol triunfante,
de las brujas que regresan con los pies descalzos,
de las aguas que sanan,
de las hierbas que hablan si sabes escucharlas.
Del Gran Espíritu.
Arde, llama sabia,
consagra el deseo,
desata lo que ha sido atado
y enciende el camino
de quien se atreve a renacer.
(En redención de la Hoguera de San Juan)