El Darno presente
Siempre voy a preferir recordar el día en el que alguien llegó al mundo antes que el día en el que partió. Pero nobleza obliga, y hoy es imposible no pensar en Eduardo Darnauchans. Su voz, su poesía y su música siguen intactas, suspendidas en el tiempo como si el invierno de 2007 nunca hubiera llegado.
No fue sólo un músico popular, fue un poeta que encontró en la melodía un refugio, un alma sensible que se convirtió en la belleza y la melancolía en canciones. Un referente, un ícono, un hombre común lleno de historias.
Los que lo escuchamos sabemos que nunca se fue del todo. Está en cada acorde de "Nieblas y neblinas" , en cada verso de "Sansueña", en cada latir de "De los relojeros", en cada palabra dicha con esa cadencia única, entre la dulzura y la herida.Hoy, más que recordar su partida, elijo agradecer su existencia. Porque mientras haya alguien que tararee sus canciones, Darnauchans seguirá viviendo.
No olvidaré nunca el privilegio, cuando allá por el 2005, 2006, Zully Cuadrado me llevó a un mano a mano para entrevistarlo en la oficina de la dirección de Club Tacuarembó, hora antes de su última presentación en la ciudad después de años de no pisarla y gracias al esfuerzo del programa periodístico "Como viene la mano" que Zully realizaba junto a María Teresa Puentes, y al querido Ney Brum que yo cada tanto llegaba con alguna columna sobre la juventud y las izquierdas, la juventud y la cultura, la juventud... Extractos de esa nota fueron agregados en el libro de Marcelo Rodriguez "El Ángel y el Cuervo", de las biografías - para mi - más lindas hechas sobre "El Darno".
Cosas de la vida no tengo de ese momento en estos tiempos hoy que parece que sin la imagen nada existe del todo. Hoy escucho de "pe a pa" mi álbum preferido "De Nieblas y Neblinas" y dejo despacito resonando "El instrumento" que me atraviesa en cada fibra...
