CURDA

30.01.2025

Luego de andar y merodear un rato, la encontró. Su cabello se repartía graciosamente, recogiéndose en la nuca y soltándose en las sienes.

Vestía algo excesivo para la ocasión, y además tenía descosido el ruedo.

Saludó sin mirar, como si lo esperara y no, sin sorpresa. Hablaba con gracia inigualable, dando certezas e incertidumbres...improvisando, creando dudas y apenas si se desnudaba un poco, al reírse desparpajadamente de sus defectos...y a carcajadas.

Lo fue seduciendo...él nunca podría llegar a saber lo que ella pensaba, no cabía forma de captar la dirección de su mirada, ni siquiera un sentido.

Comenzó a prometerle remedios mágicos, la conquista de amores reales, imposibles, extendidos en el tiempo, inmortalidades y otras ventajas aparentes.

Al tiempo se dio cuenta de las imposibilidades circunstanciales, pero entonces... entonces ya estaba perdido.

"Estás muy loca nena" le dijo aquella tarde de lluvia sin freno, y encendió el motor en un polucioso ronquido alejándose de a poco sin poder dejar de mirarla por el espejo retrovisor, sintiendo ya la nostalgia de su propio destino... ella se colocó igual sus grandes gafas marrones y acomodándose las medias rojas mientras se ataba el cabello en un alto y apresurado rodete, sin mutación alguna susurró... ''Pufff! dime algo nuevo alguna vez" y a pasos lentos siguió su camino silbando bajito.